Seguimos en aislamiento social, inducido por la pandemia de COVID-19, establecimos nuevas rutinas, cuidamos de nosotros y de los nuestros, cada día que pasa es un reto por reinventarnos para llevar una vida aislados del exterior lo más normal posible.

A medida que el COVID-19 continúa causando estragos, el mundo se encuentra en una lucha por contener la pandemia, con el aislamiento social es comprensible que haya aumentado exponencialmente el consumo de internet y con ello los ciberataques, los cibercriminales están aprovechando la oportunidad para cometer todo tipo de delitos electrónicos.

En estos momentos resulta indispensable que los usuarios tengan pleno conocimiento de la importancia de la ciberseguridad, que se enfoca en la protección de la estructura computacional y todo lo relacionado con esta, especialmente la información contenida en la computadora o que circula a través de las redes.

La ciberseguridad comprende software (bases de datos, metadatos, archivos) hadware, redes de computadoras y todo lo que se valore y pueda significar un riesgo si la información llega a manos de otras personas que puedan hacer mal uso de ella.

El teletrabajo se volvió una alternativa para que empresas y gobierno mantengan actividades lo más ordinariamente posible ante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19, asimismo la educación se trasladó a casa y muchas personas están incursionando en la banca electrónica, el comercio electrónico, las redes sociales y otras aplicaciones para continuar con su vida sin necesidad de salir de casa.

Sin embargo, esta migración casi instantánea de millones de usuarios de redes gubernamentales, empresariales y educativas que se protegen y supervisan continuamente, a redes domésticas no supervisadas y por lo tanto vulnerables, que representan una oportunidad para los cibercriminales.

En este contexto los usuarios son más vulnerables de phishing, en palabras simples son estafas para robar información, pero otras veces es para instalar malware (software malicioso/virus), sabotear sistemas, o robar dinero a través de fraudes.

Actualmente los cibercriminales están aprovechando ampliamente la pandemia, explotan la incertidumbre, el miedo o la búsqueda de información en su propio beneficio, con campañas de COVID-19 como telón de fondo, con falsos mapas, así como estafadores que fingen pertenecer a la OMS y solicitan ayuda, médicos inexistentes fondeándose y al hacer donativos el usuario es víctima de la instalación de malware. También los dispositivos móviles están sufriendo ataques, ya que son particularmente efectivos porque provocan respuestas inmediatas de los destinatarios en plataformas de comunicación instantánea como SMS, iMessage, WhatsApp, WeChat y otros.

Desafortunadamente los ataques más fuertes los han tenido las pequeñas y medianas empresas pues son las más vulnerables y no cuentan con una infraestructura robusta preparada para lidiar con este tipo de cibercriminales.

Sin duda, son nuevos escenarios en los que debemos hacer una labor de preparación para poder enfrentar los ataques maliciosos, como usuarios y como organizaciones debemos hacer conciencia del tipo de riesgos a los que nos enfrentamos, podemos seguir simples recomendaciones muy básicas para protegernos más, tales como cambiar continuamente las contraseñas, generar contraseñas robustas que combinen letra mayúscula, minúscula, numero, símbolos especiales en más de 8 o 9 caracteres, para dificultar que un ciberataque pueda romper fácilmente la contraseña.

Cuidemos el almacenamiento de los datos, realicen una copia de seguridad en algún dispositivo diferente al que estén usando, esto ayudara en caso de perder el control de su quipo o se vea infectado, por la instalación de algún virus de esos que van destinados a hacer ransomware, es decir a secuestrar el equipo encriptando todos los datos que hay en él, con la copia de seguridad pueden recuperar el trabajo y la información importante para la empresa.

Es muy importante que desarrollen la habilidad de identificar y eliminar vulnerabilidades, evitar instalar programas o aplicaciones de dudosa procedencia, revisen los permisos que necesita la aplicación antes de instalarla, verifiquen los enlaces de las páginas que visitan para corroborar que el nombre del sitio este bien escrito, si reciben correos pidiendo información de alguna institución bancaria, revisen quién los envía, no hagan caso de esos correos y comuníquense directamente con su institución bancaria. Eviten aceptar promociones de tarjetas, regalos en vuelos y otros que notoriamente pueden ser un fraude. Asegúrense de realizar compras en webs fiables y auténticas, no abran los enlaces promocionales de los correos electrónicos, mejor busquen en su navegador la página del comercio electrónico y verifiquen dicha promoción.

Asimismo, las organizaciones pueden trabajar en un canal cifrado mediante una VPN (Virtual Private Network) que impida que un tercero pueda acceder y robar los datos que se están transfiriendo entre uno y otros. Se recomienda que se acerquen a un profesional de ciberseguridad para conocer a que se enfrentan, qué necesidades van a tener para estar protegidos y articular un sistema de teletrabajo lo menos vulnerable posible.

En conclusión, estamos viviendo tiempos muy difíciles en los que necesitamos poner especial atención en nuestra salud, no salir de casa, adaptarnos a nuestras nuevas rutinas y con ello aprender a desarrollar habilidades para protegernos de los ciberataques pues ya no es suficiente con proteger el perímetro, hay que asegurar la protección de un sinfín de dispositivos como computadoras, Smartphones, tablets y todos los equipos conectados a una red. Son tiempos de cambio y con ello de oportunidades para aprender a cuidarnos y cuidar de los nuestros en el ciberespacio.

Elizabeth Peña Jáuregui

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