A diario circulan por Internet numerosos retos que promueven entre los jóvenes conductas poco saludables o violentas.

Estos retos de amplio alcance han proliferado con el auge de las redes sociales, especialmente en TikTok, plataforma conocida por la breve duración de los vídeos y la fugaz viralidad de los mismos.

Aunque algunos de estos desafíos puedan ser inofensivos, muchos de ellos suponen un riesgo para la persona involucrada.

La principal razón por la que los adolescentes realizan este tipo de retos, según el psicoanalista José Ramón Ubieto, es para asegurar que cumplen con un determinado objetivo en una etapa marcada por la autoexigencia de pertenecer a un colectivo.

Según el experto, al afrontar estos desafíos, “consiguen un sentimiento de pertenencia a la comunidad virtual con la que interactúan, ya que para ellos las redes sociales son una realidad complementaria (y no un universo paralelo) en la que pasan mucho tiempo”.

El papel de los profesores y las familias es fundamental para frenar la realización de estas actividades. Para ello, la web Educación 3.0 ofrece una serie de consejos:

  • Identificar las necesidades psicológicas que motivan la realización del reto, desde la presión de grupo hasta las propias fantasías.
  • Explicarles las consecuencias que conlleva realizar determinados desafíos, como los daños físicos o la huella digital.
  • Proponer otras actividades que puedan satisfacer sus expectativas sin entrañar peligro alguno.

Además de la labor de padres y docentes, las prácticas peligrosas pueden denunciarse también en la propia red social.

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